Me levanto en este día y escucho tu Voz que me dice: "Venid...!"
¡Qué alegría da saber que conoces mis entrañas!
Saber que sin tu alivio el camino es solo encrucijada.
Me gusta tu empecinamiento, eres un Dios atrevido...
no te callas y vuelves a hablar porque tus obras nunca quedan inconclusas: "Aprended de mí...!"
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