sábado, 29 de mayo de 2010



R. Schutz
Vivir en el hoy de Dios.

"En nuestra vocación corremos el peligro de idealizar la pobreza.
Pero el evangelio no ha canonizado nunca la pobreza!
Para Cristo, el pobre es el humilde del pueblo, y también el que no utiliza sus riquezas con miras a poseer el alma del prójimo.
Cristo mismo ha vivido, y ha trazado un camino para los hombres: hallándose en medio de los pecadores, para alegrar su corazón, comprendiendo su humanidad, transforma el agua en vino. Ama a los desgraciados y se alza contra los ricos endurecidos; la tierra que les ha caído en suerte, no es, a fin de cuentas, 'del Señor con todo lo que contiene'?
La pobreza no es una virtud en sí misma.
El pobre del evangelio aprende a vivir sin prevenirse para el mañana, en la gozosa confianza de que todo se proveerá.
El Espíritu de pobreza no consiste en hacerse miserable, sino disponer de todo, en la simple belleza de la creación.
El espíritu de pobreza consiste en vivir en el gozo de hoy".

R. Schutz, Vivir en el hoy de Dios, Barcelona 1965, 98

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